La última erupción del Etna, el volcán más activo de Europa
El monte Etna es un volcán activo situado en la costa este de Sicilia, Italia, y es el más alto de todo el país. Está ubicado en el límite de una zona de subducción, donde la placa Africana se está hundiendo bajo la Placa Euroasiática desde hace aproximadamente 100 millones de años. A medida que el material del interior se hunde, llega a derretirse, pero debido a su alta temperatura llega un punto en el que tiende a subir y a salir a la superficie de la tierra. El aumento del magma como consecuencia de las constantes erupciones hizo depositar capa tras capa de lava, cenizas y rocas en la superficie, tras lo cual el volcán fue adquiriendo volumen y altura hasta obtener el edificio más alto y voluminoso de toda Italia.
El vulcanismo histórico del monte Etna data de 1500 a. C, pues esta es la fecha más antigua de la que se tiene registro a partir de observaciones. Puede producir erupciones explosivas de tipo estromboliano y hawaiano e incluso pliniano. Se caracteriza por expulsar grandes cantidades de lava basáltica, bombas volcánicas y nubes de ceniza. De vez en cuando, los cráteres lanzan anillos de humo o de vapor
El volcán Etna continuaba su actividad con emisión de gases y lava desde uno de sus cráteres, y se registraron algunos temblores durante la noche del lunes 25 de diciembre de 2018. La densa nube de humo que salía de uno de los cráteres del volcán estuvo provocando problemas en el tráfico aéreo del aeropuerto de Catania.
El aeropuerto fue cerrado durante varias horas el lunes y el martes abrió solo con la limitación de cuatro aterrizajes a la hora. Por otra parte, se registraron cerca de 150 temblores de poca intensidad desde que comenzó la erupción volcánica, el mayor fue de magnitud 4,3 en la escala Richter, según el Instituto nacional de Vulcanología de Catania.
Desde la medianoche del lunes, se produjeron otros cinco temblores que habían sido sentidos por la población, especialmente en la localidad de Zafferana Etnea. En el pasado, el volcán de 3.000 metros y el más activo de Europa, sometido a constante vigilancia, ha sido responsable de diversos episodios de destrucción, como cuando en 1699 una erupción arrasó casi totalmente la ciudad de Catania.